Las sugerencias que puedan hacerse para redondear un texto no deben responder
a un criterio caprichoso o personal. La verdadera mejora de estilo debe residir en demostrar de forma aceptable que las modificaciones realizadas en la
escritura aportan una mejor fluidez en las letras, un orden adecuado o la
transmisión más precisa e inequívoca de la idea que el escritor quiere plasmar
en su trabajo, entre otros aspectos. La “calidad” de la historia pertenece a la
crítica, y en este caso queda al margen.
Hoy trabajamos un texto de una autora en su primera novela, la que, ni más
ni menos, ha ganado este año 2017 el prestigioso Premio Primavera.
Menuda forma de empezar una carrera literaria. La novela es No soy un monstruo, de una de nuestras periodistas favoritas, Carme Chaparro.
Menuda forma de empezar una carrera literaria. La novela es No soy un monstruo, de una de nuestras periodistas favoritas, Carme Chaparro.
Hablamos de un texto que se ha impuesto entre 1125 novelas presentadas a
concurso, y que ha sido examinado a lupa por un meticuloso jurado encabezado
por una “letra” de La Real Academia Española, la señora Carme Riera. Del resto
de ese jurado también cabe echarse a temblar si añadimos directores de
periódicos de renombre, escritores consagrados y críticos literarios, entre
otras profesiones vinculadas directamente al mundo de la cultura.
El texto original aparece en negro.
Las mejoras/sugerencias, en rojo.
Los textos fuera de lugar, en azul.
Empecemos:
Original: En las películas americanas siempre hay
donuts. Los donuts son lo primero que delata que aquello es una reunión de
adictos. Al alcohol. Al amor. Al fracaso. Cuando la cámara se mueve por el
interior de una habitación iluminada por la patética luz de fluorescentes y con
olor a orina rancia —la orina no se huele a través de la pantalla, pero tú
intuyes que está ahí; te llega ácida y vomitiva como si estuvieras metiendo la
nariz en un urinario público—, sabes que alguien va a confesar la vergüenza
oculta de su vida.
Sugerido: En las películas americanas siempre hay
donuts. Los donuts son lo primero que delata que esto es una reunión de adictos. Adictos al alcohol,
al amor, al fracaso… Cuando la cámara se mueve por el interior de una habitación
iluminada por la patética luz de fluorescentes y con olor a orina rancia —la
orina no se huele a través de la pantalla, pero tú intuyes que está ahí; te
llega ácida y vomitiva como si estuvieras metiendo la nariz en un urinario
público—, sabes que alguien va a confesar la vergüenza oculta de su vida.
Nota: El texto eliminado no
coincide. La idea de estos párrafos es que en una sesión de adictos habrá quien
cuente sus más íntimos y escabrosos secretos, pero la forma de introducir esa
idea rompe completamente la trayectoria del texto. En sólo dos párrafos parece
que hemos cortado y pegado textos de un libro a otro, o de una parte del libro
a otra. Hemos saltado de una perspectiva de una sesión de adictos a una especie
de cámara de los horrores visualizada, valga la redundancia, a través de una
cámara televisiva.
Nota segunda: puntualizar que la luz de un
fluorescente es patética por mera esencia no coincide con la idea general del
público. Para convertir un elemento común en un elemento de tensión, como es
este caso, hay que justificarlo. La sensación final es de una habitación
perfectamente iluminada por luz de fluorescentes y que el narrador siente
repulsión enfermiza por ese tipo de iluminación.
*
* *
Original: Pero estamos en España, y aquí, para
empezar, no hay donuts en las terapias. Lo bueno es que no corremos el riesgo
de acabar montando un Diabéticos Anónimos. Si aquí terminas en un grupo de
ayuda de las cuatro Aes —Anónimos Adictos A Algo—, lo más probable es que la
tragedia por la que estás pasando sea tan grande que asistir a esas reuniones
se convierta en la última alternativa a tu suicidio; lo último que pruebas
antes de encerrarte en casa con una botella de whisky del bueno y dos botes de
esas pastillas que deberían estar ayudándote a superarlo —eso al menos te
asegura tu médico—, pero no. No te ayudan.
Sugerido: Pero estamos en España y, aquí,
para empezar, no hay donuts en las terapias… y lo bueno de no tener donuts en las terapias es que no
corremos el riesgo de acabar montando una de Diabéticos Anónimos. Y, si aquí terminas en un grupo de
ayuda de las cuatro Aes —Anónimos Adictos A Algo—, lo más probable es que la
tragedia por la que estás pasando sea tan grande que asistir a esas reuniones
se convierta en la última alternativa a tu suicidio; es lo último que pruebas antes de
encerrarte en casa con una botella de whisky del
bueno, que
sea desgarrador, y dos botes de
esas pastillas que deberían estar ayudándote a superarlo —eso al menos te
asegura tu médico—. Pero no, no te ayudan.
Nota: Se han añadido las íes griegas para
enlazar mejor el texto sin tener que reestructurarlo demasiado.
Nota segunda: Se ha añadido una apreciación aleatoria
al whisky para que no quede sólo por whisky de buena calidad, porque es obvio
que estamos tratando de transmitir la idea de alta graduación de alcohol.
*
* *
Original: Todos los que están aquí hoy conmigo
querrían estar muertos. Mejor muertos que en esta sala. Mejor incluso en el infierno
—que es lo que algunos creen merecer— que aquí y ahora.
Sugerido: Y, todos los que están aquí hoy, conmigo,
querrían estar muertos. Mejor muertos que en esta sala. Mejor incluso en el
infierno —que es lo que algunos creen merecer— que aquí, y ahora.
Nota: Se ha continuado una vez más con la í
griega para enlazar aún más el texto. Cópiese todo junto y léase de golpe y se
notará el efecto.
*
* *
Original: Echemos un vistazo a la sala. Por
ejemplo, a ese hombre, ese hombre calvo y redondo que se ha puesto una sudadera
de alguien treinta años más joven y unos pantalones de alguien veinte años más
viejo, como si él mismo estuviera hecho de retales de diferentes personas. No
puede ni abrir los ojos. ¿Hace cuánto que no fija la mirada en nada? ¿Hace cuánto
que no pone un pie delante de otro porque de verdad quiere ir a algún sitio y
no porque se deja llevar? ¿Hace cuánto que no coge algo —aunque sea un vaso de
agua— queriendo realmente agarrarlo, con una orden directa de su cerebro a su
mano —tienes sed, alarga el brazo, haz pinza con los dedos, coge el vaso,
acércatelo a la boca, bebe—? Si pudiéramos meternos en su cabeza, veríamos que
todo está (des)ocupado por un vacío inmenso, un hueco por el que no dejan de
resonar las mismas ondas, rebotando en cascada de un extremo a otro del cráneo,
una tras otra. De vez en cuando el pensamiento se queda suspendido en el ojo
del huracán —no sabe, no se acuerda, no desgarra—, pero solo es una ilusión de
vientos débiles y cielos despejados. El temporal en el que vive no le da
tregua. Fue culpa tuya. Fue culpa tuya. No mereces vivir.
Sugerido: Echemos un vistazo a la sala. Por ejemplo… a ese
hombre, ese hombre calvo y redondo que se ha puesto una sudadera de alguien
treinta años más joven y unos pantalones de alguien veinte años más viejo, como
si él mismo estuviera hecho de retales de diferentes personas. No puede ni
abrir los ojos. ¿Hace cuánto que no fija la mirada en nada? ¿Hace cuánto que no
pone un pie delante de otro porque de verdad quiere ir a algún sitio y no
porque se deja llevar? ¿Hace cuánto que no coge algo —aunque sea un vaso de
agua— queriendo realmente agarrarlo, con una orden directa de su cerebro (texto eliminado)
—tienes sed, alarga el brazo, haz pinza con los dedos, coge el vaso, acércatelo
a la boca, bebe—? Si pudiéramos meternos en su cabeza (coma eliminada) veríamos que todo
está (des)ocupado por un vacío inmenso, un hueco por el que no dejan de resonar
las mismas ondas, rebotando en cascada de un extremo a otro del cráneo, una
tras otra. De vez en cuando el pensamiento se queda suspendido en el ojo del
huracán —no sabe, no se acuerda, no desgarra—, pero solo es una ilusión de
vientos débiles y cielos despejados. El temporal en el que vive no le da
tregua. Fue culpa tuya. Fue culpa tuya. No mereces
vivir.
Nota: Se ha eliminado de su cerebro a su mano porque eso ya queda implícito en las letras
de a continuación.
Nota segunda: Las palabras que el sujeto se dice a sí
mismo es mejor ponerlas en cursiva para saber que no son exactamente del
narrador.
*
* *
Original: O esa chica joven de pelo grasiento, la
que lleva unos pantalones tan grandes que cabría entera en una sola de las
perneras. ¿Cuánto hace que no piensa en ella como un ser humano? Me fijo en que
agarra su bolso tan fuerte que la sangre no le llega a las manos, como si ese
objeto fuese su único asidero a la vida y sin él, sin estar agarrada a él,
fuera a caer irremediablemente hacia el agujero negro del que está intentando
salir. ¿Qué le habrá pasado? Es casi una niña. Debería darme pena.
Sugerido: O esa chica joven de pelo grasiento, la
que lleva unos pantalones tan grandes que cabría entera en una sola de las
perneras. ¿Cuánto hace que no piensa en ella como (texto eliminado) ser humano? Me
fijo en que agarra su bolso tan fuerte que la sangre no le llega a las manos,
como si ese objeto fuese su único asidero a la vida y, sin él, sin estar agarrada a él,
fuera a caer irremediablemente hacia el agujero negro del que está intentando
salir. ¿Qué le habrá pasado? Es casi una niña. Debería darme pena.
*
* *
Original: ¿Qué hago yo aquí, pues? ¿Qué hago yo
aquí en medio de estas almas en pena y cuando aún no lo necesito? Mi editor
—sí, maldición, tengo un editor— ha pensado que una terapia así es el lugar
ideal para encontrar inspiración para mi próximo libro. Tras el éxito mundial
de mi primera novela, Un bosque espeso, no hace más que presionarme para que
vuelva a escribir.
Sugerido: ¿Qué hago yo aquí, pues? ¿Qué hago yo
aquí,
en medio de estas almas en pena y cuando sé que no lo necesito? Mi editor —sí, maldición,
tengo un editor— ha pensado que una terapia como esta es el lugar ideal para
encontrar la inspiración
para mi próximo libro. Tras el éxito mundial de mi primera novela, Un bosque
espeso, no hace más que presionarme para que vuelva a escribir.
Nota: Se ha sustituido cuando aún no lo necesito porque el resto del texto, al menos el
que se alcanza a analizar aquí, no aclara si la escritora acude a terapia
porque se sospecha que algún pueda necesitarla para otro propósito que solamente
escribir. No es, pues, potencialmente una adicta. Si lo fuere o llegara a serlo
a lo largo de la novela habría que darlo a entender aquí, aún sutilmente.
* * *
Original: A veces me obsesiono tanto que he llegado
a creer que ha sobornado a algunas de las personas con las que me cruzo cada
día. Últimamente creo que son las mujeres de la limpieza de la oficina, que me
miran de una manera hostil mientras empujan los carros cargados de productos
tóxicos. Escribe otro libro. Escribe otro éxito. Escribe otra máquina de hacer
dinero.
Sugerido: A veces me obsesiono tanto, que he
llegado a creer que hasta ha sobornado a algunas de las personas con
las que me cruzo cada día para que me convenzan de que escriba. Últimamente
creo que son las mujeres de la limpieza de la oficina, las que me miran de una manera
hostil mientras empujan sus carros cargados de productos tóxicos. Escribe otro libro. Escribe otro éxito. Escribe otra máquina
de hacer dinero.
Nota: Es importante explicar para
qué ha sobornado el editor a las personas. De la forma original no es explícito que
lo haya hecho para convencer a la protagonista de que escriba.
*
* *
Original: Primero fue algo suave, sutil y educado.
Ahora tengo la sensación de que mi editor estaría dispuesto a casi cualquier
cosa si eso me diera alguna idea para un nuevo best seller. A veces me pregunto
hasta dónde sería capaz de llegar por proporcionarme un hilo argumental. Y por
mucho que le repito que yo solo tuve un libro dentro y que nunca seré capaz de
escribir nada más, él —ellos en realidad, toda la editorial— insiste en que soy
capaz y en que solo tengo que encontrar el click que transforme mi MacBook en
un procesador de textos con diarrea. Pero yo no tengo ideas. Tuve una y ya
está. Fue un libro y ya está.
Sugerido: Mi editor… Primero fue algo suave, sutil y
educado. Ahora tengo la sensación de que (texto eliminado) estaría dispuesto a casi
cualquier cosa si eso me diera alguna idea para un nuevo best seller. A veces
me pregunto hasta dónde sería capaz de llegar por proporcionarme un hilo
argumental. Y,
por mucho que le repita que yo solo tuve un libro dentro y que nunca seré capaz
de escribir nada más, él —ellos en realidad, toda la editorial— insiste en que
soy capaz y en que solo tengo que encontrar el click que transforme mi MacBook
en un procesador de textos con diarrea. Pero yo no tengo ideas. Tuve una y ya
está. Fue un libro, y ya está.
Nota: Al principio del texto introducimos al
editor para que se sepa que estamos hablando de él. Lo eliminamos a continuación.
Nota segunda: Hablar de diarrea para con una alta
productividad literaria tiene todo el sentido del mundo si el personaje que
narra es mordaz y ácido, aún más que en estas primeras letras. Si el personaje
continúa en esa línea es completamente correcto. Si no lo es, esto está fuera
de lugar.
*
* *
Original: En fin, que por eso he acabado aquí, para
que mi editor me deje tranquila un tiempo. Si cree que estoy trabajando en
algo, se calmará.
Pero no es fácil hacer cosas como esta. Siempre corro el riesgo de que me
reconozcan. Y no me conviene, no aquí y no en este momento. Si saben quién soy,
no me dejarán quedarme. He ensayado varias veces con pelucas y postizos, para
otros trabajos anteriores. De hecho, hoy me he puesto lentillas oscuras y una peluca
rubia corta. Con una base de maquillaje amarilla y un poco de corrector morado
en las ojeras parezco incluso algo frágil, como si supurara tristeza por la
piel.
Sugerido: En fin, que por eso he acabado aquí, para
que mi editor me deje tranquila un tiempo. Si cree que estoy trabajando en
algo, se calmará.
Pero no es fácil hacer cosas como esta. Siempre corro el riesgo de que me
reconozcan. Y no me conviene. No aquí y no en este momento. Si saben quién
soy, no me dejarán quedarme. He ensayado varias veces con pelucas y postizos (coma eliminada)
para otros trabajos anteriores. De hecho, hoy me he puesto lentillas oscuras y
una peluca rubia corta. Con una base de maquillaje amarilla y un poco de
corrector morado en las ojeras, parezco incluso algo frágil, como si supurara
tristeza por la piel.
*
* *
Original: En consonancia con el ambiente.
Y aunque me he hecho pasar por otras personas, siempre hay un detalle que
acaba delatándome: la voz. Es algo tan característico que no puedo disimularlo.
Las eses al final de las palabras me patinan con un sonido especial, como si no
supiera parar a tiempo el fonema y me resbalara por entre los dientes cual
cobertura de chocolate caliente sobre una bola de helado. Árboleszsz. Cosaszsz.
Ni mi logopeda ha podido corregírmelo. Dice, además, que es mi toque
característico, que me da personalidad. Así que tendré que estar callada. Al
menos en la sesión de hoy.
Sugerido: En consonancia con el ambiente.
Y, aunque
me he hecho pasar por otras personas, siempre hay un detalle que acaba
delatándome: la voz. Es algo tan característico que no puedo disimularlo. Las eses al final de las palabras me
patinan con un sonido especial, como si no supiera parar a tiempo el fonema y
me resbalara por entre los dientes cual cobertura de chocolate caliente sobre
una bola de helado. Árboleszsz. Cosaszsz. Ni mi logopeda ha podido
corregírmelo. Dice, además, que es mi toque característico, que me da
personalidad. Así que tendré que estar callada. Al menos en la sesión de hoy.
Nota: En
consonancia con el ambiente queda completamente aislado. Debe ir en el
párrafo anterior. No se entiende.
*
* *
Original: Afortunadamente, no hay donuts alrededor
de los que iniciar una charla. Y afortunadamente también, el director de la
terapia es puntual y va directo al grano. O quizá es que no le apetece mucho
estar aquí y quiere acabar cuanto antes, alejarse de estas almas ancladas al
infierno, no sea que le vayan a arrastrar a él también.
Sugerido: Afortunadamente, no hay donuts alrededor
de los que iniciar una charla. Y, afortunadamente también, el director de la
terapia es puntual y va directo al grano. O quizá es que no le apetece mucho
estar aquí y quiere acabar cuanto antes, alejarse de estas almas ancladas al
infierno, no sea que le vayan a arrastrar allí a él también.
Nota: Quizá abría que buscar otro lugar
distinto al infierno, pues ya se ha
nombrado antes.
*
* *
Original:
—¿Podéis ir tomando asiento, por favor? —nos pide el psicólogo con voz
melosa.
Lo he investigado antes de venir. Soso en Facebook: solo fotos de platos de
comida, calles de Madrid y algún que otro libro. Un solitario de manual. Un
triste. Espero tenerlo fácil en caso de que necesite sacarle información.
—¿Podéis ir tomando asiento?
Y nos sentamos.
Sugerido:
—¿Podéis ir tomando asiento, por favor? —nos pide el psicólogo con voz melosa.
Lo he investigado antes de venir. Soso en Facebook: solo fotos de platos de
comida, calles de Madrid y algún que otro libro. Un solitario de manual. Un
triste. Espero tenerlo fácil en caso de que necesite sacarle información.
—¿Podéis ir tomando asiento?
Y, tras idas y
venidas, nos terminamos sentando.
Nota: Nótese que la palabra
psicólogo no se ha sustituido. El director de la charla (párrafo anterior) y el
psicólogo no parecen la misma persona. En el momento de citar al director, hay
que citar que a la vez es psicólogo. Ya entonces se introducen todos sus datos
descriptivos.
Nota segunda: Se ha añadido una forma
aleatoria para explicar que la gente de la terapia no se sienta de golpe y sí
de forma desordenada (el psicólogo se tiene que reiterar), pues esa era la
impresión que se ha dado con el texto original.
*
* *
Original: Sin mirarnos. Encogidos. Avergonzados de
nosotros mismos. O quizá avergonzados de lo que vamos a escuchar, como si
fuéramos viejas cotillas poniendo el oído junto a un confesionario. Derretidos
de placer y sonrojo.
—Hoy Lucía quiere contarnos algo, ¿verdad?
La chica del bolso empieza a hablar.
Y yo no tendría que haber escuchado lo que ella estaba a punto de
contarnos.
Sugerido: Sin mirarnos. Encogidos. Avergonzados de
nosotros mismos. O quizá avergonzados de lo que vamos a escuchar, como si fuésemos
viejas cotillas poniendo el oído junto a un confesionario. Derretidos de placer
y sonrojo.
—Hoy Lucía quiere contarnos algo, ¿verdad?
La chica del bolso empieza a hablar… y yo no tendría que haber escuchado lo que ella
estaba a punto de contarnos.
*
* *
Fin del análisis.
Conclusión:
En general, el lector capta la idea de lo expuesto, pero el texto deja
cierta sensación de desorden. Se entiende perfectamente lo que se quiere
expresar, pero quizá el medio de enlace de una frase a la otra, incluso de una
exposición a la otra, no está perfectamente ligado y hay… “trompicones”. Por
eso me he permitido añadir alguna que otra introducción.
Por otro lado, es muy común en obras primerizas que se olvide que el lector
no tiene por qué saber qué tiene el escritor en mente. El único medio de
transmitir esa idea es el texto, por lo que si no se tiene cuidado hay cosas
que pueden quedar en el tintero.
Sin embargo, hay grandes virtudes en la escritura. Analizar al psicólogo a
través de Facebook es un buen punto, como lo que el tipo gordo tiene y no tiene
en mente, como acaso ese bolso como pequeño salvavidas. Seguro que la novela
guarda más sorpresas y virtudes con este cariz crítico y mordaz.
Por lo demás, y a tenor de las pocas frases analizadas, el texto absoluto
debería trabajarse un poco para mejorar, moviendo frases a su lugar adecuado,
restando texto para sumar en velocidad y comprensión, añadiendo, quitando o
moviendo comas de sitio, etc.
Sí es un texto consecuente con una primera novela, como ya he leído en varios blogs. Enhorabuena de todos modos.
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